Aprende a regular tus emociones

Aprende a regular tus emociones

¿PARA QUÉ SIRVEN LAS EMOCIONES?

¿Alguna vez te has parado a pensar qué función tiene la tristeza, el miedo, la rabia, la alegría…?

Si te sumerges un poco en tu mundo interior, aunque a veces, te puede dar cierto temor, observarás un mundo que te ayudará a transitar las situaciones de la vida.

Cuando vas a un zoo de esos que se encuentran al aire libre y puedes circular con el coche para visitar a los leones, a los hipopótamos, a los avestruces… ¿Qué te impide poder abrir la puerta del coche y bajar y acercarte a ellos? El miedo, que busca protegerte, busca tu seguridad.

Cuando pierdes algo que tiene un significado importante para ti ¿Qué te permite continuar sin quedarte anclad@ a esta pérdida? La tristeza que te ayuda a aceptar la realidad de la pérdida pudiendo seguir adelante.

Cuando percibes algo injusto hacia ti ¿Qué es lo qué te da la fuerza y motivación para tomar medidas? La rabia, que te permite defender tus intereses o valores y poner límites saludables en caso necesario.

Cuando conoces a alguien con el que estableces una buena conexión ¿Qué te permite conocerle, acercarte a él/ella y compartir? El amor, que fortalece la relación, la cercanía, te da confianza y seguridad y apoyo emocional.

 

IDENTIFICA LAS EMOCIONES EN TU CUERPO

Es importante, en primer lugar, identificar y reconocer las señales en nuestro cuerpo que reflejan las emociones con tal de responder de manera adecuada a diversas situaciones.

La manifestación física de las emociones varía de una persona a otra. Sin embargo, existen algunas formas comunes en qué las emociones pueden manifestarse son:

  • Alegría: Sensación de ligereza en el pecho, notar los músculos sueltos y flexibles, una respiración profunda y rítmica…
  • Tristeza: Sensación de opresión en el pecho o la garganta, fatiga, falta de energía…
  • Miedo: Sensación de tensión muscular, nudo en el estómago, sudor frío, aceleración de los latidos del corazón, respiración rápida y superficial…
  • Enojo: Sensación de calor en la cara y cuello, tensión en la mandíbula, sudoración en las palmas de la mano y en la frente, inquietud…
  • Sorpresa: Aumento repentino de la atención y la alerta, sensación de hormigueo o escalofrío, asombro…

Amor: Sensación de calidez en el pecho, aumento de los latidos del corazón, relajación muscular…

 

COMPRENDE LAS EMOCIONES

Comprender las emociones te permite afrontar el estrés, la ansiedad, la tristeza… de una manera más efectiva, adaptarte mejor a situaciones de cambio y aumentar tu satisfacción general en la vida.

Para ello es necesario

  • Intenta identificar la causa o el desencadenante de la emoción. Para ello puedes preguntarte ¿Qué situación externa o aspecto interno (pensamientos o creencias) me ha llevado a sentirme de esta manera?
  • Analiza si esta emoción, en este contexto en el que ha surgido, es adecuada. En este caso puedes preguntarte ¿Esa emoción es apropiada y comprensible si tengo en cuenta lo que me ha ocurrido?
  • Encuentra en qué te ayuda esta emoción (quizás te ayuda a responder ante situaciones peligrosas o puede motivarte a buscar experiencias positivas).

Comprender tus emociones, siendo consciente de cómo te sientes y por qué te sientes así te ayudará a desarrollar estrategias más acertadas para expresarlas y regular su intensidad.

 

REGULA TUS EMOCIONES

El último paso es aprender a regular las emociones, a expresarlas de manera adecuada. Existen diferentes técnicas que te pueden ayudar; algunas de ellas son:

  • Realizar secuencias de respiración lenta y profunda.
  • Distanciarte de la emoción trasladándote a una semana, un mes o más, para observar cómo te sentirás acerca de esta situación.
  • Visualizar un lugar tranquilo, que te aporte paz.
  • Realizar algún tipo de relajación o meditación.

Si quieres mejorar tu día a día y generar un impacto positivo en tu salud emocional y mental puedo ayudarte. Puedes solicitar una valoración gratuita aquí.

Soy Lídia Palou, psicóloga especializada en ayudar a personas que viven en un estado de constante alerta, viéndose arrastradas por pensamientos perturbadores, emociones difíciles y preocupaciones excesivas, impidiéndoles poder disfrutar en su vida de momentos de calma y tranquilidad.

www.lidiapalou.com

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El pilar indispensable en tus relaciones: La comunicación

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¿Te has detenido a pensar alguna vez cómo la comunicación es un factor importante en tu bienestar?

Una comunicación abierta y efectiva te permite:

– Promover tu satisfacción y bienestar aliviando el estrés y la ansiedad permitiéndote expresar pensamientos, sentimientos, deseos y necesidades.

Evitar malentendidos y resolver conflictos y encontrar soluciones.

– Construir y mantener relaciones saludables y la confianza en una relación.

– Conectar con los demás, sentirte comprendido, a través de la empatía.

– Te permite comprender las perspectivas y necesidades de los demás y, en consecuencia, fortalecer los lazos afectivos.

¿Te das cuenta de la importancia de la comunicación?

 

CUANDO LA COMUNICACIÓN SE VE INFLUENCIADA POR LA ANSIEDAD…

La ansiedad puede tener un impacto importante en la comunicación contribuyendo a un aumento del estrés, dificultades a la hora de abordar los conflictos, confusión y ambigüedad, falta de entendimiento, llegando a sentirte desconectado de los demás.

Si tienes ansiedad posiblemente habrás experimentado, en alguna ocasión, sentirte abrumad@ por el miedo, la ira, la tristeza… teniendo dificultades para encontrar palabras adecuadas para expresar tus pensamientos y sentimientos de manera clara y coherente y teniendo la sensación de que no te entienden.

Asimismo, posiblemente también te haya pasado que bajo “los efectos de la ansiedad” tiendas a interpretar los mensajes dándoles un tinte negativo, es decir, realizas una interpretación sesgada de la comunicación.

Otro ejemplo de como la ansiedad afecta a la comunicación es como, a veces, tu mente puede estar tan ocupada en preocupaciones y rumiaciones, que se te hace difícil prestar atención cuando te hablan o te comunican alguna información.

También, el miedo a sentirte juzgad@ y/o rechazad@ puede alterar tu forma de comunicarte mostrando una actitud defensiva en la comunicación.

Todos ellos son ejemplos de una necesidad imperante de trabajar en tus habilidades para potenciar una comunicación efectiva para mejorar tu salud mental y emocional.

 

COMO FORTALECER TUS HABILIDADES DE COMUNICACIÓN

Potenciar tus habilidades de comunicación va a contribuir de forma positiva en tu salud psicológica y emocional permitiéndote fomentar la empatía y la conexión emocional, abordar los conflictos de manera constructiva, fortalecer tu autoestima y autoconfianza y reforzar los lazos afectivos con los demás, entre otros.

Algunas pautas claves que te ayudarán a mejorar tus habilidades de comunicación en diferentes contextos y con diversas personas:

  • Buscar ampliar tu vocabulario para poder expresar tus pensamientos, sentimientos y emociones de manera más precisa y variada. Esto te ayudará a qué la otra u otras personas puedan comprenderte mejor y estrechar los lazos afectivos con ella/as.
  • Trata de ponerte en los “zapatos” de los demás, comprender porque se sienten o piensan así. Empatizar te ayudará a comunicarte de manera más efectiva y a fortalecer tus relaciones.
  • Comunica tus ideas de manera clara y concisa para facilitar la comprensión. Asimismo, cuando recibas un mensaje carente de detalles, apuesta por hacer preguntas y comprender lo que intentan comunicarte. De esta forma evitarás malentendidos y pasar malos ratos.
  • Identifica cuando interpretas las señales sociales (una mirada, un gesto…) de manera negativa, lo que puede llevar a malentendidos, conflictos o errores y contrasta la información inferida con la que intenta transmitirte el otro.

Mejorar estas habilidades puede tener un impacto significativo en todas las áreas de tu vida potenciando tu bienestar.

Y ¿Sabes qué? que tu también puedes conseguirlo y ahorrarte ese malestar de hacer interpretaciones erroneas, fortalecer tus relaciones y sentirte satisfech@.

Si quieres que te ayude a mejorar tus habilidades de comunicación para mejorar tu bienestar puedes solicitar una valoración gratuita aquí.

Soy Lídia Palou, psicóloga especializada en ayudar a personas que viven en un estado de constante alerta, viéndose arrastradas por pensamientos perturbadores, emociones difíciles y preocupaciones excesivas, impidiéndoles poder disfrutar en su vida de momentos de calma y tranquilidad.

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¡Encuentra tu equilibrio! descubre los límites saludables para una vida plena

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 ¿QUÉ son los LÍMITES?

Son esas “fronteras” que te marcas para ir por la vida con seguridad, son esa parte que te ayuda a mantener el equilibrio protegiéndote de las tormentas y turbulencias.

Imagina que tienes un huerto rodeado por una valla que indica sus límites (la propiedad). Tu cuidas tu huerto, lo cultivas para qué los tomates, las lechugas y todo lo que plantes crezca y dé fruto.

Mientras mantienes el equilibrio en el huerto, regándolo, eliminando las malas hierbas y manteniendo la valla fuerte para que ningún animal pueda entrar para estropear ni comerse nada del jardín, todo va bien. Obtienes rosados tomates, lechugas hermosas, zanahorias grandes… Sin embargo, en el momento que algún animal traspasa la valla y accede a tu jardín puede dañarlo.

Del mismo modo, tu (el jardín en el ejemplo) necesitas de cuidados, necesitas satisfacer determinadas necesidades para alcanzar el bienestar. No obstante, hay personas que, pueden intentar cruzar tus límites (la valla), sobre todo cuando éstos no están bien asentados, como si estuvieran tratando de entrar en tu huerto, sin permiso, para coger alguna verdura.

Aunque, a veces, puede llegar a ser todo un desafío, es importante establecer límites saludables para enfocarte en lo que realmente te importa, disfrutar de sentirte bien, de sentirte respetad@ y mantener una vida equilibrada.

 

¿CÓMO TE VA A AYUDAR PONER LÍMITES?

Elaborar esos límites va a contribuir a que puedas establecer expectativas claras y saludables en las relaciones interpersonales promoviendo una comunicación efectiva y una autoestima sana.

Por ejemplo, a nivel de relaciones sabiendo tú de antemano, lo que quieres, lo que aceptas y lo que no, lo que permites y lo que no permites, puede ayudarte a prevenir la falta de respeto, que tus necesidades e intereses se subestimen, que vivas bajo las expectativas de los demás… e incluso evitar las relaciones “dañinas”.

 

¿CÓMO SABES QUE NECESITAS ESTABLECER LÍMITES EN TU VIDA?

Fácilmente lo puedes detectar notando como tu vida no está yendo como tu querrías, algo no funciona como esperas, tu bienestar está tambaleando…

Si te identificas con una o más de las siguientes señales y sientes que estás sacrificando tu bienestar físico, emocional o mental para satisfacer las demandas de los demás, es probable que necesites establecer límites claros para proteger tu bienestar y calidad de vida.

Seguro que te incomoda ese sentirte insegur@ acerca de tus capacidades, habilidades y lo poco que te llegas a valorar. Te preguntas por qué esas dudas constantes y esa dificultad y poca confianza en ti mism@ para tomar decisiones.

Y, en ocasiones, esa voz interior negativa que constantemente te dice que no haces las cosas bien, que siempre te equivocas o que no eres lo suficientemente buen@, lo que te lleva a evitar desafíos o situaciones en las que puedas cometer errores y sentirte expuest@ o ser juzgad@.

Tiendes a compararte con los demás, pero no para valorar lo tuyo positivo, sino más bien para atormentarte con aquellas carencias que crees que tienes y ello te hace sentir inferior e insuficiente en comparación con los demás.

Pues bien, todo ello podría ser señal de que necesitas equilibrar tu autoestima.

Pero… empecemos por explicar qué es la autoestima.

  1. Te sientes abrumado/a, estresad@ por las demandas de tu día a día (trabajo, niños, casa…).
  2. Sientes elevados niveles de estrés. Estás asumiendo demasiadas responsabilidades y notas una gran carga de trabajo.
  3. Sientes que en tus relaciones estás dando más de lo que te corresponde, tus expectativas con esa/s personas no se cumplen y no te sientes valorad@.
  4. Te cuesta decir no a las demandas de los demás.
  5. Sientes que tus necesidades y deseos quedan como en “segundo plano”.
  6. Te das cuenta que asumes demasiado y no te permite establecer prioridades claras para que puedas enfocarte en lo que realmente te importa, en tiempo para ti mismo o para las actividades que disfrutas.
  7. Temes comunicar tus necesidades y expectativas a los demás por miedo al rechazo.

 

3 PAUTAS IMPRESCINDIBLES ANTES DE ESTABLECER LÍMITES EN TU VIDA

Antes de establecer límites es importante que tengas claridad sobre:

1) Conocer e identificar tus necesidades y valores.

Qué es importante para ti y que no, que te hace sentir cómodo o incómodo, que estás dispuesto a tolerar o no en tus relaciones y vida diaria…

 

2) Conocer e identificar tus emociones y sentimientos.

Esos deben ser la brújula para dirigirte a establecer límites. Cuando algo te haga sentir incómodo, te sientas estresado, abrumado… es el momento de valorar la necesidad de establecer límites.

 

3) No confundas el «egoísmo» con el establecer límites.

El egoísmo es una actitud donde priorizas tus propios intereses y beneficios sin considerar o incluso a expensas de los demás. En cambio, poner límites es cuidar de ti mism@, defender tus propios derechos y necesidades permitiéndote mantener tu integridad personal y bienestar actuando con respeto hacia ti mismo y hacia los demás.

 

MECANISMO PARA ESTABLECER LÍMITES

Una vez has conseguido reflexionar sobre tus necesidades y valores y a partir de esta reflexión establecer lo importante o no importante para ti, lo que estás dispuest@ a tolerar o no, es el momento de poner los límites en práctica. Para ello, te voy a dar 3 claves:

1) Comunica tus límites de manera clara, concisa y respetuosa, de forma directa y expresando tus necesidades y expectativas.

2) Se coherente con tus límites. Evita ceder o cambiar tus límites constantemente.

 

3) Aprende a decir «no» de manera asertiva cuando se vulneren tus límites.

De esta forma, promoverás unas relaciones más saludables y un mayor bienestar emocional.

Además, sabes qué, a veces, puede resultar complicado hacerlo un@ solo, por lo que si estás pensando en potenciar tu bienestar, mi recomendación es que contactes con un/a psicólogo/a profesional que te guíe.

Si quieres que te ayude a establecer tus límites para mejorar tu vida puedes solicitar una valoración gratuita aquí.

Soy Lídia Palou, psicóloga especializada en ayudar a personas que viven en un estado de constante alerta, viéndose arrastradas por pensamientos perturbadores, emociones difíciles y preocupaciones excesivas, impidiéndoles poder disfrutar en su vida de momentos de calma y tranquilidad.

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Cómo dejar de sobrepensar y que no «explote» tu cabeza

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¿no puedes parar de dar vueltas y vueltas a las cosas?

 

“Analizo las cosas una y otra vez, me engancho en lo que puede pasar, en lo que pasó, en lo que hice, no hice, en lo que tendría que hacer… y termino enredándome en un bucle que me genera elevado sufrimiento. ¡Qué tortura!”

¿Te ha pasado?

La cuestión no es dejar de pensar o de preocuparse, no. Pensar es una gran capacidad que tenemos que nos lleva a recordar situaciones pasadas, así como a plantearnos momentos futuros. Preocuparse puede ayudarnos a estar preparad@s para las situaciones y reaccionar ante ellas. Sin embargo, eso no es siempre así. A veces, estas dos funciones pueden llegar a convertirse en una auténtica condena.

Cómo todo, la clave está en buscar el equilibrio para movilizarte a tomar acción o a solucionar las cosas.

Te voy a poner un ejemplo, si pienso: “He trabajado muchas horas estos últimos meses, me he descuidado y la verdad que me siento muy estresada. No me siento bien. Reconozco que estoy irritable y mi estado me lleva a dificultades para concentrarme. Sin darme cuenta la situación me está superando. Tengo que hacer cambios para mejorar mi rendimiento en el trabajo y mejorar mi bienestar buscando la manera de encontrar tiempo para mí. ¿Qué puedo hacer?” En este caso el pensamiento me orienta a buscar alternativas y a cambiar eso que me perjudica. Me moviliza a la acción.

En cambio, si pienso “He trabajado muchas horas estos últimos meses, me he descuidado y la verdad que me siento muy estresada. No me siento bien, estoy irritable, me equivoco a menudo… Si sigo así, me van a despedir. Mis compañeros de trabajo lo llevan mucho mejor que yo y ello hace más evidente que yo no llego a las expectativas. Seguro que han llegado a mi jefe los errores que estoy cometiendo en el trabajo. Todo lo malo me pasa a mi…”. Este pensamiento no me resulta útil y únicamente me lleva a sufrir.

En este último caso, esos pensamientos empiezan a acaparar la mente. Hacen que no puedas dejar de centrar tu atención en hechos negativos, manteniéndote inmerso en este bucle de pensamientos de situaciones pasadas o que pueden ocurrir en el futuro que te generan malestar.

En este contexto podemos distinguir entre:

  • Preocupación: Anticipas las consecuencias de situaciones futuras, inciertas.
  • Rumiación: Das vueltas a sucesos o situaciones del pasado con el objetivo de darles un sentido o encontrarles una solución.
  • Pensamientos obsesivos: Pensamientos intrusivos que aparecen en tu mente, que monopolizan toda tu atención y que te generan elevado malestar por la creencia de que pueden ser ciertos.

 

¿cómo puedes identificar qué estás pensando demasiado?

Pero, la pregunta que posiblemente te haces es ¿cómo reconocer donde está la línea entre el pensar, que te lleva a encontrar alternativas y, el pensar, que te bloquea y te genera malestar?

Algunas señales que te indican que estás ante pensamientos que producen una elevada activación mental, que son perseverantes y que te hacen mantener el foco en aspectos negativos, generándote dificultades a nivel personal son:

  • Engancharte al pasado. Tu mente se encuentra una y otra vez fijada en temas negativos del pasado (momentos en los que lo has pasado mal, conversaciones que ahora abordarías diferente, errores que recuerdas y revives…).
  • Proyectarte a un futuro adverso. Tus pensamientos se centran en imaginar que va a pasar lo peor, piensas constantemente en posibles fracasos…
  • Problemas para dormir. Tu cerebro está activo fruto de pensar mucho las cosas y preocuparte, no pudiéndose relajar.
  • Dificultades para tomar decisiones. Piensas demasiado analizando la situación desde diferentes puntos de vista y eso te lleva a dudar más.
  • Dificultades de atención y concentración. El hecho de mantenerte de forma persistente en un pasado negativo o enfocarte en un futuro adverso hace que no puedas atender al presente en el que te encuentras.
  • Analizar y buscar detenidamente el significado de los pensamientos (“¿por qué ha aparecido en mi mente este pensamiento?», «¿qué significa?», «¿Y si ocurre?…).

Dado que los pensamientos negativos repetitivos pueden ser el origen de problemas psicológicos como los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, es importante aprender a identificar y reconocer estas señales.

 

¿Qué puedes hacer para dejar de pensar excesivamente?

Es importante destacar que todos pensamos en lo que nos ocurre, en las dificultades que tenemos o en los problemas que percibimos. Sin embargo, la dificultad aparece cuando rumiamos, nos preocupamos de manera excesiva o nos obsesionamos con una idea o un tema, que en ocasiones no tiene relevancia o no representa ningún peligro para nosotros.

Por eso te quiero presentar 4 estrategias prácticas que son muy efectivas para que te sea fácil dejar de preocuparte, rumiar u obsesionarte con alguna idea:

 

 Estrategia 1. Aprende a vivir en el presente, momento a momento.

Seguramente lo habrás oído muchas veces, sin embargo, es eficaz. Cuando piensas demasiado habitualmente te centras en el pasado (algo desagradable que pasó, que has dicho o hecho) o en el futuro (algo «malo» que crees que va a pasar). Por lo que si centras tu atención en lo que estás haciendo en el momento te ayudará a dejar de dar peso a ese pensamiento intrusivo. Para ello puedes centrarte en realizar acciones estando pendiente de donde estás, de lo que haces, de cómo lo haces y de lo que sientes.

Estrategia 2. Organiza tus problemas.

Toma una hoja y divídela en tres columnas. En la primera puedes anotar los problemas que requieran de una solución inmediata. En la segunda columna, los problemas que tienen solución, pero no en este momento y, por último, los problemas que no tienen o no requieren de una solución, sino reflexionar sobre ellos y/o aprender a aceptarlos. Ello te dará una mayor sensación de gestión, dejando tu mente más libre, soltando ese rumiar sin parar.

Estrategia 3. Recréate en el pensamiento negativo sin límites.

Busca un momento de tranquilidad donde, durante unos minutos cada día, puedas evocarte totalmente a este pensamiento negativo, recreándote en él y pensando sin límite. Saturar tu mente con el pensamiento tiene un efecto paradógico, por lo que luego durante el día, ese pensamiento posiblemente no reaparezca con tanta intensidad.

Estrategia 4. Aplaza tus preocupaciones al momento y espacio adecuados.

Si por la noche tienes preocupaciones, escribe en un papel el problema o problemas con el objetivo de poder retomarlo y tomar medidas al día siguiente. Ello liberará a tu cerebro de mantener en mente esta dificultad y permitirá que se pueda relajar. También puedes hacerlo durante el día, buscando un momento específico y apropiado para atender la preocupación y buscar una solución.

Estas son mis recomendaciones para que dejes de pensar excesivamente y rompas con este bloqueo que no te deja avanzar en tu día a día. Recuerda que cuidar tu salud mental es ganar calidad de vida, y eso hay que mantenerlo en el centro.

Espero que te haya gustado y te animo a ponerlo en práctica y dejarme tus comentarios.

 

Soy Lídia Palou, psicóloga especializada en ayudar a personas que viven en un estado de constante alerta, viéndose arrastradas por pensamientos perturbadores, emociones difíciles y preocupaciones excesivas, impidiéndoles poder disfrutar en su vida de momentos de calma y tranquilidad.

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Hacia una autoestima sana y equilibrada

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Seguro que te incomoda ese sentirte insegur@ acerca de tus capacidades, habilidades y lo poco que te llegas a valorar. Te preguntas por qué esas dudas constantes y esa dificultad y poca confianza en ti mism@ para tomar decisiones.

Y, en ocasiones, esa voz interior negativa que constantemente te dice que no haces las cosas bien, que siempre te equivocas o que no eres lo suficientemente buen@, lo que te lleva a evitar desafíos o situaciones en las que puedas cometer errores y sentirte expuest@ o ser juzgad@.

Tiendes a compararte con los demás, pero no para valorar lo tuyo positivo, sino más bien para atormentarte con aquellas carencias que crees que tienes y ello te hace sentir inferior e insuficiente en comparación con los demás.

Pues bien, todo ello podría ser señal de que necesitas equilibrar tu autoestima.

Pero… empecemos por explicar qué es la autoestima.

 

¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?

Se trata de la forma en que te ves, es decir, como te valoras y te sientes acerca de ti mism@. Cómo aprecias tus propias características personales. Y esta forma de verte va fluctuando a lo largo del tiempo según las situaciones por las que pasas, las experiencias de la vida, las relaciones sociales, tus creencias, tus pensamientos, tus logros… Todo ello va moldeando esta forma que tienes de verte y eso influencia en tu bienestar.

Algunas veces puedes ser capaz de observar y valorar las cosas que se te dan bien, las cosas por las cuáles puedes destacar, teniendo en cuenta esas características que son debilidades en tí, pero sin que les des la importancia que lleguen a ser un obstáculo en tu vida. Incluso, en ocasiones, puedes transformarlas de tal manera que les das una perspectiva diferente minimizando el impacto. Otras veces, estas debilidades tienen un gran peso en ti, actuando como una pared opaca que oculta tus cualidades y fortalezas, no permitiéndote poder verlas con claridad y haciendo que te centres en estas carencias. 

 

COMO MEJORAR Y EQUILIBRAR TU AUTOESTIMA

La clave para tener una autoestima equilibrada y sana se encuentra en tener una percepción de ti mism@ ponderada y realista y ello implica aceptarte y valorarte, reconocer tus cualidades, fortalezas y logros, así como aceptar tus imperfecciones y aprender de tus dificultades.

Todo ello requiere de tiempo y esfuerzo y, lo más importante conocerte a ti mism@. Conocerte más a ti mism@ significa:

1) Identificar tus habilidades.

Apreciar tus habilidades, aquello que se te da bien, así como reconocer esas áreas en las que te favorecerá mejorar.

2) Aceptar aquellas imperfecciones o debilidades propias.

Tomar como parte de ti esas imperfecciones, que no puedes cambiar, buscando otra perspectiva. Buscar cómo puedes integrarlas en tu persona de tal forma que no perjudique tus habilidades y que quizás le puedas encontrar una utilidad.

3) Reconocer las emociones.

Reconocer las emociones que experimentas y distinguir hasta qué punto las sientes de forma funcional y te ayudan a avanzar.

4) Observar como te tratas a ti mism@.

Analizar como es ese diálogo interno que mantienes contigo mism@, esas conversaciones que influyen en tus sentimientos, en la forma que ves las cosas y que guían tus acciones.

5) Identificar las creencias y pensamientos negativos.

Determinar esas creencias y pensamientos negativos distorsionados, esa autocrítica que dista de la realidad.

6) Comprender tu comportamiento.

Entender por qué haces lo que haces y que te lleva a tomar determinadas decisiones y a realizar ciertas acciones.

7) Reconocer tus miedos.

Definir esos miedos que te incapacitan, que te frenan y que no te permiten cambiar.

8) Considerar tus valores personales.

Reconocer tus valores personales, esas pautas que adecuas a tu estilo de vida, esas cosas que son importantes para ti, esos comportamientos que te motivan y rigen tus decisiones.

 

El autoconocimiento es el pilar principal de partida para equilibrar y mantener una sana autoestima. Implica reconocer y atender tus necesidades y prioridades, observándote y tratándote de forma compasiva, con comprensión y afecto, disminuyendo la autocrítica, encontrando aquello por lo que te puedes valorar y aceptando y comprendiendo tus limitaciones y debilidades, responsabilizándote de tus acciones.

 Y ahora que ya sabes por dónde empezar ¿cómo vas a conseguir fortalecer tu autoestima?

Puedes empezar marcándote pequeños objetivos que te acerquen a la meta final. Podrías comenzar por observarte en un aspecto concreto que no te guste, analizando qué te genera, qué te implica, como actúas ante éste, porque haces lo que haces… y, a partir de aquí, poder empezar a enfocarlo de forma más objetiva y útil.

En cualquier caso, si quieres que te ayude, puedes solicitar información en este formulario.

Soy Lídia Palou, psicóloga especializada en ayudar a personas que viven en un estado de constante alerta, viéndose arrastradas por pensamientos perturbadores, emociones difíciles y preocupaciones excesivas, impidiéndoles poder disfrutar en su vida de momentos de calma y tranquilidad.

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